10 de mayo de 2010

Europa atrae a comadronas africanas mientras en África miles de mujeres mueren durante el parto, por José Carlos Rodríguez Soto

En España estamos acostumbrados a oír que “hay que regular la inmigración”. La palabra “regular” hace referencia a poner orden y hacer las cosas con lógica, evitando –en este caso- un flujo migratorio sin criterio que traería consecuencias muy negativas para el país de acogida, como aumentar el paro de los nacionales o abrir las puertas a personas que vienen a dedicarse a la delincuencia. Hay, sin embargo, un aspecto de la inmigración del que casi nunca se habla y que, bajo la apariencia de “regular” resulta un desastre para los países de donde proceden los inmigrantes, creando incluso condiciones que provocan la muerte de seres inocentes.

Me refiero a la inmigración de profesionales bien preparados que salen de países pobres atraídos por buenas condiciones laborales en países desarrollados y cuya fuga termina siendo un verdadero robo perpetrado a los países más pobres. ¿No se lo creen? Pues escuchen esto.

La Asociación Nacional de Comadronas de Uganda dio el pasado 27 de abril una conferencia de prensa en Kampala con motivo de la próxima celebración del Día Internacional de las Comadronas, efemérides cuya existencia yo desconocía y que me provoca una gran simpatía. Pues la portavoz de este grupo, citando datos recientes del ministerio de Sanidad de su país informó en dicha ocasión que cada día mueren en Uganda 14 mujeres durante el parto; “algo así como si cada día murieran todos los ocupantes de un mini-bus en un accidente de tráfico”, señaló poniendo este ilustrativo ejemplo. La señora dijo que la causa de esta tragedia es “la falta de comadronas en el país”. En un lugar donde cada mujer tiene un promedio de siete hijos, siguió explicando, para asegurar un mínimo de servicios harían falta 2000 comadronas más.

No es que Uganda no tenga escuelas para preparar personal sanitario cualificado que atienda a las mujeres durante los partos. Las hay, y de muy buen nivel, tanto gubernativas como de instituciones privadas, particularmente la Iglesia Católica. En una de las misiones donde yo trabajé varios años existía y sigue existiendo una escuela de comadronas que desde hace 50 años ha preparado a varias promociones de personal sanitario muy competente para ocuparse de los pabellones de maternidad de los hospitales de todo el país. Siempre me impresionó la disciplina que se vivía en esa escuela, dirigida por las misioneras combonianas y más tarde por una congregación de religiosas ugandesas, y el orgullo con que las chicas terminaban sus estudios y se aprestaban a ir a cualquier rincón del país donde hicieran falta sus servicios. En el dispensario de la parroquia rural donde trabajé durante mis últimos años en el norte del país tuvimos dos comadronas que todos los días atendían a una legión de madres encintas evitando complicaciones durante el embarazo y ayudando a reducir los riesgos para la salud maternal.

El problema no es la falta de escuelas, ni la poca moral del personal. El problema viene de las políticas migratorias de la Comunidad Europea, que favorecen la inmigración de médicos, enfermeras y comadronas de países africanos hacia países ricos donde hay pocos nacimientos pero donde queremos que las mujeres que vayan a dar a luz tengan unas atenciones de lujo. Ahí está la causa de que cada día mueran en Uganda 14 mujeres durante el parto por falta de medios, sobre todo humanos y profesionales. Yo mismo he visto en los tablones de anuncios de embajadas europeas en Uganda tentadores ofertas de empleo para comadronas ugandesas a las que se prometen salarios y condiciones de trabajo que nunca soñarían con tener en su propio país.

La lógica parece ser la siguiente: como nosotros en Europa tenemos dinero y podemos gastarlo en lo que nos dé la gana, pues vamos a países africanos donde tienen personal sanitario bien preparado, ofrecemos sustanciosas ofertas de empleo, nos llevamos a su personal sin importarnos hacer esto en países donde la mayor parte de la población no tiene acceso a la sanidad básica, y de paso nos ahorramos los costes de formación. Así funciona el capitalismo salvaje puro y duro. Después lo llamamos “regular la inmigración” y todos tan contentos.

Hay casos extremadamente llamativos –y preocupantes- que ilustran esta fuga de cerebros en África, como el hecho de que en la ciudad inglesa de Manchester haya más médicos de Malaui que en todo Malaui, que es uno de los países más pobres del mundo y donde desde luego sus habitantes no suelen tener acceso a la sanidad más básica en condiciones aceptables. Aunque yo, desde luego, no estoy contento ni me parece que esto sea regular ni poner orden, sino causar un desbarajuste muy serio que llega a producir muerte. Durante los 20 años que he pasado en Uganda he visto a demasiadas madres morir por complicaciones en el embarazo y el parto. Y me indigna pensar que esto sucede porque en Europa queremos tenerlo todo aunque sea a costa de quitar a los africanos lo poco que tienen, ya sean sus recursos naturales o sus mejores profesionales.

8 de mayo de 2010

Entrevista a Alice Nkon: “La gente empieza a hablar de homosexualidad en Camerún, para bien o para mal, todo el mundo tiene algo que decir”

07/05/2010 - “Africana, abogada, madre de dos niños, abuela de ocho y defensora de gays y lesbianas”. Así se presenta Alice Nkon, presidenta de la Asociación para la Defensa de los Presos Homosexuales (ADEFHO, según sus siglas en inglés) en Camerún. A sus 65 años, y después de haber sido una de las primeras juristas licenciadas en su país, poco le importa el qué dirán. Sí le preocupa, en cambio, ver cómo muchos padres repudian a sus hijos por su orientación sexual, que el miedo a las represalias impida a sus conciudadanos unirse a su causa y que la homosexualidad siga siendo un tema tabú. Por eso, ha estado en La Laguna, Tenerife, para participar en la I Conferencia sobre Derechos Humanos de las personas LGBT en África y hacer oír su voz.

Aurora Moreno: ¿Cuál es la situación de los homosexuales en Camerún?

Alice Nkon: La homosexualidad está penada con condenas que van desde los seis meses hasta los seis años de cárcel. Pero esta ley se contradice con nuestra Constitución, en la que se contempla la Declaración de Derechos Humanos, según la cual debemos “proteger a las minorías sin excepción” y eso nos deja algunos resquicios legales para ir trabajando.

A.M.: ¿Cuándo comenzó a trabajar con este colectivo?

Nkon: La verdad es que fue hace relativamente poco. Yo he estado ejerciendo como abogada durante 42 años, y no fue hasta 2003 cuando empecé a tratar temas de jóvenes detenidos o encarcelados sólo por el hecho de ser homosexuales. Sólo desde entonces, que yo tenga constancia, ha habido más de 30 detenidos.

A.M.: ¿Ha habido represalias contra usted o su asociación por su trabajo?

Nkon: Las represalias comenzaron ya en el mismo momento en el que fui a registrar la asociación. Me aconsejaron, por decirlo de alguna manera, que retirara la palabra ‘homosexualidad’ del nombre. Pero no lo hice y ya llevamos siete años funcionando. Además, en Internet y en la prensa de mi país ha habido comentarios agresivos contra nosotros e incluso incitaciones al crimen. Pero lo que más me preocupa es que esto impide a mucha gente unirse a nuestra asociación.

A.M.: ¿Se nota ese miedo?

Nkon: Sí, y mucho. A veces me siento muy sola en esta lucha. De hecho, no somos demasiados miembros, pero estamos decididos a hacer ruido. Hay cuatro chicos jóvenes trabajando conmigo, estudiantes con mucho coraje que trabajan como voluntarios y de los que me siento orgullosa. Yo me estoy haciendo mayor y me gustaría que ellos continúen trabajando con la asociación, pero es muy difícil, no tenemos financiación y, de hecho, yo tengo otro trabajo, que es el que me permite sobrevivir.

A.M.: ¿No hay más mujeres en la asociación?

Nkon: Sí, otra más, pero fue dificilísimo ayudarle a salir del armario. Ahora, poco a poco, está volviendo a tener confianza en ella misma, se ocupa del trabajo con las chicas lesbianas y se ha convertido en vicepresidenta de la asociación.

A.M.: Aparte de la situación legal, ¿cuál es la percepción de la sociedad sobre la homosexualidad?

Nkon: Muy mala, la verdad, pero es debido a la ignorancia. Creen que queremos promover la homosexualidad o algo así y además la homofobia está muy extendida, por culpa de la tradición y la religión. Recuerdo una asamblea en una zona rural en la que una mujer nos confesó que, al descubrir que su sobrino era gay, lo echó de casa y le dijo a todo el mundo que tenía una maldición. No fue hasta hablar con nosotros cuando recapacitó y se dio cuenta de que lo que había hecho estaba mal. Y ése es el problema, que estamos muy limitados para hablar con la gente. Y no digamos ya con los jóvenes, con ellos no podemos trabajar ni hacer talleres porque sus padres nos acusan de estar ‘reclutándolos’.

A.M.: ¿Entonces, cuál es su trabajo principalmente?

Nkon: Lo que hacemos es ayudar a los chicos que son denunciados o van a la cárcel por ser homosexuales. Yo les ayudo legalmente, porque muchas veces los policías y los jueces se sobrepasan en su aplicación de la ley. Pero por otro lado, y esto también es muy importante, nuestra asociación es la única que se publicita abiertamente como de ayuda a los homosexuales y lo hacemos con el objetivo de crear un debate en torno a este tema. Eso es lo primero, que se hable del asunto, que se conozca y se vayan borrando mitos. Ahora la gente está empezando a hablar y, para bien o para mal, todo el mundo tiene algo que decir.

A.M.: ¿Tiene esperanzas en el futuro?

Nkon: Por supuesto que sí. Y precisamente es el ejemplo de países como España, que han cambiado tanto en tan poco tiempo en lo referido a los derechos de los homosexuales, lo que me da esperanzas para seguir adelante.

Aurora Moreno Alcojor

4 de mayo de 2010

El día que Sierra Leona logró asistencia sanitaria gratuita

Este bonito artículo lo he leido en CanalSolidario. Aqui os lo dejo, para no dejar de creer que otro mundo sí es posible, aunque haya demasiadas noticias que nos indican lo contrario.

Natalia Quiroga/Save the Children

El 27 de abril será recordado como un día muy especial en y para Sierra Leona. El país inicia un nuevo plan sanitario por el que los niños y niñas menores de cinco años, las madres y mujeres embarazadas podrán recibir atención sanitaria sin coste.

El 27 de abril será recordado como un día muy especial en y para Sierra Leona. Y no sólo porque ese día celebran el día de su independencia del Reino Unido (en 1961) sino porque ha sido el primer día en el que ir al médico será gratis para los niños y niñas menores de cinco años, para las madres y para las mujeres embarazadas.

Sierra Leona es uno de los peores países para nacer si hablamos de indicadores de salud y, hasta ahora, todo el mundo tenía que pagar para poder recibir atención médica, desde el más pobre, hasta el más rico. Por supuesto, esto supone que mucha gente no puede permitírselo, particularmente los más pobres. En otras palabras, ir al médico era muy difícil o casi imposible para la mayoría de la población.

Hacer que la sanidad sea gratis para estos grupos de personas no sólo supone un gran paso en la mejora de la oportunidad para sobrevivir de los niños y niñas y sus madres sino que también representa un gran avance en el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio 4 y 5.

Lo que el gobierno de Sierra Leona ha hecho para asegurar que está nueva política funcione es extraordinario. Durante los últimos seis meses, varios ministros han trabajado sin descanso colaborando en muchas áreas con distintas organizaciones de salud (entre ellas, Save the Children).

Han planificado teniendo en cuenta el nivel adecuado de medicamentos adicionales que tienen que llegar y distribuirse en el país y el incremento proporcional en los salarios del personal para compensar el importante trabajo adicional que la medida va a suponer.

También están teniendo lugar planes para contar con fondos adicionales que sustente el gran cambio, para introducir una política de monitoreo y evaluación de los éxitos y fracasos que se vayan encontrando así como para una estrategia de comunicación para garantizar que toda la población afectada comprende la nueva política y reclama su derecho a la sanidad gratuita.

Se estima que la vida de 233.000 niños y niñas podría salvarse si desaparecieran las tasas sanitarias en 20 países africanos. Según señalábamos en un estudio publicado por Save the Children, cuando se introdujo una iniciativa similar en Níger, las consultas de menores de cinco años se cuadruplicaron y las visitas para atención prenatal se doblaron.

Tibebu Debebe, director de país de Save the Children, nos comenta: “Este es un día memorable para los niños y niñas de Sierra Leona. Demuestra que el cambio real en los países africanos en posible cuando el gobierno nacional ofrece el compromiso correcto y se obtiene el apoyo financiero adecuado y las recomendaciones técnicas necesarias por parte de los donantes y los gobiernos de los países ricos.”

Dr Kargbo, director de salud infantil y reproductiva en el Ministerio de Sanidad de Sierra Leona, añadía: “Habiendo trabajado en nuestro sistema sanitario durante muchos años, puedo decir que este es el cambio más grande que ha sucedido nunca y su impacto para salvar la vida de nuestras mujeres y niños será sin duda enormemente significativo. Esta es una verdadera oportunidad para que Sierra Leona mejore la salud de su nación.”

Pero también existe mucho escepticismo frente a la medida. No cabe duda que el país será observado muy de cerca y criticado al primer fallo. Por un lado, están aquellos que opinan que hacer que la sanidad sea gratis en el momento del uso no es el enfoque correcto. También están los que opinan que Sierra Leona carece de recursos e infraestructuras para sostener el nuevo programa. Ratiszai Ndlovo, del Fondo de Población de la ONU en Sierra Leona, declaraba a la BBC que, aunque se ha encargado el equipamiento médico y se han distribuido medicamentos por todo el país, todavía no está todo listo para el lanzamiento del nuevo plan sanitario. “No está perfecto, no está al 100%”, comentaba. “Pero creó que no podemos arrancar el programaron todo en las perfectas condiciones”.

Así que es ahora cuando todos los que trabajamos en el país, los donantes, consejeros y, en general, el conjunto de la sociedad civil necesita mantenerse unido.

Pero sin duda, hoy es un día feliz en Sierra Leona