Para completar el video de Leopoldo Abadía sobre la crisis, no dejeis de leer este editorial que salio en Noviembre 08 en la revista Mundo Negro.
Desde luego, al menos ya sabemos qué es lo que realmente importa a los gobernantes...y desde luego, es para hacerselo mirar. Tampoco dejeis de leer, el artículo que ya publiqué aqui, DEMAGOGIA O REALISMO, de Santiago Alba Rico sobre este tema, el 2 de Octubre
Algunos expertos en economía, especialmente expertos africanos, afirman que África podría, incluso, beneficiarse de la crisis económica que está padeciendo Occidente. Según ellos, la gran desconfianza que hay en los mercados occidentales empujará a los inversores a dirigir la mirada al continente africano, cuyos mercados bursátiles están sufriendo en menor medida las caídas. De igual modo, viendo la situación de los bancos occidentales, habrá menos fuga de capitales y los pequeños inversores africanos preferirán invertir su dinero en sus propios países o se orientarán hacia los gigantes asiáticos. Por otra parte, las grandes remesas de dinero que los inmigrantes envían desde Occidente a sus países de origen (ver reportaje en página 28) son un gran balón de oxígeno que ayuda a las economías de los países pobres. Todo ello permitirá que haya más liquidez en el continente, cuyas economías crecerán –aunque a un ritmo menor que otros años– más que en los países ricos. Sin embargo, según otros expertos menos optimistas, la crisis tendrá como efecto inmediato una reducción en las ayudas al desarrollo. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ya ha reconocido que, dada la situación actual, no se podrán alcanzar los Objetivos del Milenio en 2015. La caída de los precios, especialmente del petróleo y de las materias primas, será un obstáculo añadido para los países africanos, cuyas economías dependen en gran medida de sus exportaciones. Dejando a un lado los análisis económicos, lo más revelador es que en un plazo relativamente corto de tiempo todos los países occidentales se han organizado para intentar salvar el sistema financiero inyectando enormes cantidades de dinero en los bancos. Una decisión de esa índole, tomada en un tiempo récord y con el consenso de todos los partidos políticos, contrasta enormemente con las dificultades que ha habido hasta ahora para llegar a un acuerdo global y poner los medios necesarios para eliminar la pobreza y el hambre en el mundo. Que el dinero inyectado en los bancos norteamericanos (700.000 millones de dólares) sea el doble de lo necesario para que los mil millones de personas que sobreviven con menos de un dólar al día puedan superar ese umbral de pobreza extrema, es realmente escandaloso. Tal y como se pudo ver y escuchar en las manifestaciones contra la pobreza que se produjeron en toda España el pasado mes de octubre, es intolerable que 30.000 niños y niñas mueran cada día por causas evitables cuando los gobiernos de los países desarrollados han demostrado ser capaces de poner sobre la mesa, de un día para otro, cientos de miles de millones de euros para rescatar a los bancos. Es evidente que sin dinero los bancos no pueden dar créditos y sin los créditos las empresas no pueden funcionar, lo que supone paro, pobreza y retroceso del bienestar. Pero hay una pregunta que no podemos eludir: ¿Qué es más importante, salvar a los bancos de la quiebra o salvar la vida a millones de personas que diariamente se mueren de hambre? Los países ricos acaban de poner las cartas boca arriba. La decisión de salvar el sistema económico actual cueste lo que cueste, saca a la luz cuáles son realmente sus preocupaciones, entre las que no está, por desgracia, la de acabar con el hambre y la pobreza en el mundo.
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