Este pequeño artículo lo he leido en la revista "futuro africano".
Nos lo cuenta a nosotros, los europeos, que al fin y al cabo,
somos sus verdugos día a día.
Una mezcla de rabia, vergüenza y humillación invade el ánimo de los negros africanos tras la decisión de los líderes europeos de endurecer la política inmigratoria, retener a un grupo de hombres sin papales en las antiguas cárceles, en condiciones precarias, por cometer el deleznable delito de buscar una vida mejor en Europa. La inmigración internacional ha pasado a ocupar un lugar privilegiado dentro de la agenda política de la UE. La inmigración africana se ha convertido en un problema fundamental dentro del contexto de la mundialización. Motivados por la crisis económica actual, los eurodiputados aprobaron el 18 de junio de en Estrasburgo, con 172 votos de diferencia, sin aceptar ninguna enmienda; una ley anti-inmigratoria que permite retener a los inmigrantes negros africanos (“subsaharianos”) ilegales durante un año y seis meses en las oscuras celdas de los CIE, donde son sometidos a cualquier tipo de maltrato físico, psicológico y vejaciones: desde abuso sexual como fue caso del CIE Capuchinos (Málaga),golpes hasta la muerte como fue el caso del CIE Hoya Fría de Tenerife.
Según la Caravana Europea por la Libertad de Movimiento, los CIE (Centros de Internamiento
para Extranjeros) son instalaciones ruinosas, algunas de ellas, antiguas cárceles y, otras, improvisadas (por ejemplo, el antiguo Cocedero de mariscazos en Almería, almacenes portuarios en Canarias), donde los indeseados negros viven en condiciones infrahumanas de insalubridad, falta de asistencia sanitaria, y alimentados con comidas en mal estado. Se olvidan de que la inmigración clandestina no es un problema coyuntural que desaparecerá dentro de unos meses con sólo reforzar las fronteras, la vigilancia marítima o con programas destinados a capacitar la
seguridad africana en la gestión de tránsito de los inmigrantes.
Hay que subrayar que el debate sobre la inmigración clandestina exige reflexiones de hombres de voluntad, libres de cualquier perjuicio racial y de toda clase de demagogia e hipocresía. Sólo así uno se podrá dar cuenta de que en la actualidad la inmigración legal entre África y Europa, como opción alternativa a la inmigración ilegal, es prácticamente inexistente lo que se traduce automáticamente en inmigración clandestina. Si se hiciera un estudio unánime en todos los principales aeropuertos europeos, sorprenderá el elevado número de africanos que son retornados a sus países de origen por visados falsos. Como “subsaharianos”, según nos llaman
los españoles, no nos hace ni la más mínima gracia tener que aceptar, que numerosos hermanos nuestros pagan hasta 3.000 euros a la mafia sólo para arriesgar sus vidas, dejando a sus familias, amigos y la tierra que les vio nacer; para emprender un viaje confiando únicamente en el azar y el destino con la ilusión de una vida mejor o un futuro más seguro para sus hijos. O, cuando recordamos que en el pasado junio el grupo musical congoleño número 1 estuvo un mes bloqueado en Kinshasa sin poder viajar a Barcelona para participar en el festival musical SONAR 2008, por las barreras diplomáticas de los países de la Unión Europea; que se pasaban la pelota el uno al otro, pidiendo cada día documentos diferentes hasta que les venció la fecha límite de participación establecido por los organizadores.
Nos parte el alma, resignar a la desolación y la tristeza que sufrió Sonia Raquel, ecuatoguineana
de 28 años de edad, cuando el 31 de enero de 2006 perdió su bebé en Marrakech. En la fecha arriba señalada, en pleno vuelo Iberia Malabo – Madrid empezó a tener contracciones de parto. Y por miedo a que diera luz en territorio español, y que en el acta de nacimiento del bebé constase “ Nacido en Madrid”; el avión tuvo que dar media vuelta, y hacer un aterrizaje forzoso
en un aeródromo de Marrakech (Maruecos). Sonia Raquel fue llevada y abandonada, sin
compañía de ningún conocido ni familiar, en unos de los peores hospitales de dicha ciudad. Las malas condiciones de parto, la falta de apoyo psicológico, minaron la salud de la madre y acabaron con la vida del pequeño. La madre tenía visado de España, y no de Maruecos.
Pero no importa... ¡es una subsahariana!
Sonia – Raquel denunció a Iberia ante los tribunales de Malabo y el juez encontró culpable a la compañía aérea por negligencia. Iberia tuvo que indemnizar a la familia afligida con unos cuantos Millones de Francos Cefas (moneda local). Aunque el dinero no conseguirá nunca arrancar del
alma de Rosa Raquel la pérdida de su primogénito, ni sus sesiones psicoterapéuticas.
La correlación entre la inmigración ilegal en los países europeos y los negros africanos (“Subsaharianos”) que establece los medios de comunicación española produce una fuerte disonancia cognitiva en las mentes africanas. Según datos del Instituto Nacional de Estadística
(INE, 2005) los problemas relacionados con la inmigración que más preocupan al pueblo español son: el paro (62.2%), terrorismo (37.6%) y la inseguridad (robos con fuerza, violencia callejera 25.5%). Problemas que no guardan ningún tipo de relación con los negros africanos.
Los “subsaharianos” no formamos pandillas, ni bandas armadas, no colocamos bombas en las estaciones de metros, ni inflamamos las plantillas de las empresas.
Basta ojear las páginas de ACAIP, sindicatos de prisiones, para ver que la estadística de 2007 señala que 8 de cada 10 presos en la actualidad, son extranjeros. De los que el 12.1% son ciudadanos de la Unión Europea (con italianos y portugueses como máximo exponentes). Los marroquíes representan 26.8%, seguidos de colombianos con un 10.9%, argentinos 6.6 %, argelinos 6.4 %, etc. El único país de África negra que aparece en la tabla estadística de los delincuentes es Nigeria, representado por un 1.6 %. Sin embargo, todas las noticias en los medios relacionadas con la problemática inmigratoria van acompañadas de denigrantes imágenes de Pateras cargadas de “subsaharianos”. Este término que nos resulta tan insultante y ofensivo, que describe para el europeo a un colectivo que no es digno de identidad, símbolo de las miserias humanas. Fue curioso el artículo del periodista Moisés Naím, El país, domingo 13 de julio de 2008: ...el grupo G-8 reunidos en Japón, decidieron invitar a China e India. También fueron invitados México, Brasil, Australia, Indonesia y Corea del Sur. Así como seis países Africanos.
Es como si los españoles sintiesen asco o repelús en llamar a los países africanos por sus nombres. Las imágenes de pateras cargadas de negros africanos por la televisión española me avivan los recuerdos históricos y acentúa la dicotomía existencial entorno a la diáspora africana:
1.-la deseada por los europeos – no deseada por los africanos (inmigración forzada). Y, 2.-
la deseada por los africanos – no deseada por los europeos (inmigración clandestina).
Fernando Olivera Correa, psicólogo social (Guinea Ecuatorial)
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